REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


PODER JUDICIAL

Juzgado Décimo de Municipio de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas
Caracas, treinta de junio de dos mil seis
196º y 147º
ASUNTO PRINCIPAL: AP31-V-2006-000346
CUADERNO DE MEDIDAS: AN3A-X-2006-000010
DESALOJO
CUADERNO DE MEDIDAS.-
-I-
DE LAS PARTES Y SUS APODERADOS JUDICIALES
De conformidad con lo previsto en el ordinal segundo (2°) del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil, pasa este Juzgado a establecer a las partes y sus apoderados judiciales que intervienen en la causa, a cuyo objeto dispone:
-PARTE DEMANDANTE: Constituida por la Sociedad Mercantil SISTEMA B.R.G C.A., inscrita ante el Registro Mercantil de la Circunscripción Judicial del Distrito Federal y Estado Miranda, anotada bajo el N° 15, tomo 42-A-Pro, de fecha 15 de febrero de 1.990, y modificada bajo el Número 76, tomo 90-A Pro, de fecha 29 de Mayo de 1.990., Representada en la causa por los profesionales del derecho, abogados José Gregorio Blanca, Elias Guerra, Orlando David Guerra Espitia, Juan Vicente Ardila y David José Rosario Krasner, venezolanos, mayores de edad e inscritos en el I.P.S.A bajo los Nros. 32.013. 2.626, 50.021, 7.691, 17.585 respectivamente, según se evidencia de instrumento poder otorgado por ante la Notaría Pública Décimo Novena del Municipio Sucre del Estado Miranda, en fecha veintiséis (26) de febrero de 1996, quedando anotado bajo el N° 15, Tomo 11 de los Libros de Registro llevados por esa Notaría, el cual cursa a los folios 10 al 12 del Cuaderno Principal del expediente de la causa.
-PARTE DEMANDADA: Constituida por el ciudadano GIUSEPPE SORMANO, venezolano, mayor de edad y portador de la Cédula de Identidad N° V-1.006.896. Sin apoderado judicial constituido en autos.
-II-
-SINTESIS DE LA CONTROVERSIA
Conoce la presenta causa este Juzgado Décimo de Municipio en virtud de la solicitud de Medida Cautelar de Secuestro y Embargo Preventivo, formulada por la parte demandante en su escrito libelar de fecha 20 de Junio de 2006 y ratificada por diligencia de fecha 27 de Junio de 2006, sobre un inmueble destinado a vivienda, distinguido con el N° 28-07, ubicado en el Edificio Residencias Sofía de la Urbanización Pablo VI, segunda Etapa, Vía el encantado del Llanito, Municipio Sucre del Estado Miranda, la cual fue realizada en los siguientes términos:
(Sic)… “Conforme a lo pautado en el ordinal séptimo (7mo) del artículo 599 del Código de Procedimiento Civil en concordancia con los artículos 585 y 588 ejusdem solicito se decrete medida de secuestro, sobre el inmueble descrito anteriormente. Igualmente solicito al Tribunal se decrete medida de embargo sobre bienes de la demandada que señalaré en su oportunidad, conforme a los dispuesto al artículo 588 del Código de Procedimiento Civil”…
-III-
MOTIVOS DE HECHO Y DE DERECHO PARA DECIDIR-
De conformidad con lo previsto en el ordinal Cuarto (4°) del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil, pasa este Juzgado a establecer los motivos de hecho y de derecho en los cuales fundamentará la presente decisión, a cuyo efecto, determina:
El artículo 588 del Código de Procedimiento Civil regula las medidas cautelares en dos grandes clases: las medidas preventivas típicas de embargo sobre bienes muebles, prohibición de enajenar y gravar inmuebles y secuestro de bienes determinados. Y las medidas atípicas o innominadas que pretenden precaver un daño mediante la ejecución o prohibición de ciertos actos que determinará el Juez, según lo previsto en el Parágrafo Segundo de dicho artículo; cuyo texto, ad pedem litterae, el siguiente:
ARTÍCULO 588.- En conformidad con el artículo 585 de este Código, el Tribunal puede decretar, en cualquier estado y grado de la causa, las siguientes medidas:
1° El embargo de bienes muebles;
2° El secuestro de bienes determinados;
3° La prohibición de enajenar y gravar de bienes inmuebles.
Podrá también el juez acordar cualesquiera disposiciones complementarias para asegurar la efectividad y resultado de la medida que hubiere decretado.
Parágrafo Primero. Además de las medidas preventivas anteriormente enumeradas, y con estricta sujeción a los requisitos previstos en el artículo 585, el Tribunal podrá acordar las providencias cautelares que considere adecuadas, cuando hubiere fundado temor de que una de las partes pueda causar lesiones graves o de difícil reparación al derecho de la otra. En estos casos para evitar el daño, el Tribunal podrá autorizar a prohibir la ejecución de determinados actos, y adoptar las providencias que tengan por objeto hacer cesar la continuidad de la lesión.
Parágrafo Segundo. Cuando se decrete alguna de las providencias cautelares previstas en el Parágrafo Primero de este Artículo, la parte contra quien obre la providencia podrá oponerse a ella, y la oposición se sustanciará y resolverá conforme a lo previsto en los artículos 602, 603 y 604 de este Código.
Parágrafo Tercero. El Tribunal podrá, atendiendo a las circunstancias, suspender la providencia cautelar que hubiere decretado, si la parte contra quien obre diere caución de las establecidas en el artículo 590. Si se objetare la eficacia o suficiencia de la garantía, se aplicará lo dispuesto en el único aparte del artículo 589.- (fin de la cita).-

Ahora bien, nos dice el autor RAFAEL ORTIZ ORTIZ (“Las Medidas Cautelares” Tomo I) en torno al Poder Cautelar, que éste implica la potestad y el deber que tienen los jueces para evitar cualquier daño que se presente como probable, concreto e inminente en el marco de un proceso en perjuicio de las partes y, por supuesto, en detrimento de la administración de justicia.
Así sostiene el citado autor que el poder cautelar de los jueces, puede entenderse “…como la potestad otorgada a los jueces y dimanante de la voluntad del legislador para dictar las decisiones cautelares que sean adecuadas y pertinentes en el marco de un proceso jurisdiccional y con la finalidad de evitar el acaecimiento de un daño o una lesión irreparable a los derechos de las partes y a la majestad de la justicia…”; en el cual se enmarca su actuación en un poder-deber, en el entendido que el juez si bien normativamente tiene la competencia para dictar cautelas en el proceso, este impretermitiblemente debe dictarlas en los supuestos en que se encuentren llenos los requisitos esenciales a su dictamen, evitando con ello la discrecionalidad del sentenciador. Es a su vez un poder preventivo más no satisfactivo de la pretensión debatida, pues no busca restablecer la situación de los litigantes como en el caso del Amparo, sino que busca la protección de la ejecución futura del fallo, garantizando con ellos las resultas del proceso.
Pero no siempre ello es así, pues lo anterior sólo se aplica a las cautelas nominadas, es decir, aquellas típicas dispuestas en el Código de Procedimiento Civil en su artículo 588, por ser estas garantistas de la ejecución del fallo, diferenciándose en consecuencia de las cautelares innominadas o atípicas que dispone el Primer Parágrafo del artículo 588 antes citado, que buscan en definitiva conservar o garantizar en el proceso que uno de los litigantes no cause daño a los derechos e intereses del otro, al agregar en el articulado que la dispone, lo siguiente: “…cuando hubiere fundado temor de que una de las partes pueda causar lesiones graves o de difícil reparación al derecho de la otra…”, lo que ha sido denominado como el Periculum Damni.
Es así que puede conceptualizarse estas cautelas como un tipo de medidas preventivas de carácter cautelar cuyo contenido no esta expresamente determinado en la ley sino que constituye el producto del poder cautelar general de los jueces, quienes a solicitud de parte, pueden decretar y ejecutar las medidas adecuadas y pertinentes para evitar cualquier lesión o daño que una de las partes amenace infringir en el derecho de la otra y con la finalidad tanto de garantizar la eficacia como la efectividad de la sentencia definitiva y de la función jurisdiccional misma…”. (RAFAEL ORTIZ ORTIZ; Obra ya citada).
Desprendiéndose de tales conceptos, los caracteres esenciales a la misma (medida cautelar), cuales son:
A).- Idoneidad: Adecuación y pertinencia, para cumplir finalidad preventiva.
B).- Jurisdiccionalidad: a los efectos de ser dictadas únicamente por los órganos jurisdiccionales con competencia para ello y en un proceso en conocimiento.
C).- Instrumentalidad: como la existencia del requisito de juicio previo a su decreto (Instrumentalidad inmediata) o fuera de el (Instrumentalidad mediata) como excepción a la regla.
D).- Provisionalidad y Revocabilidad: como cautela son provisionales mientras existan las circunstancias que le dieron origen, pudiendo ser revocados al cesar las mismas o al cambiar los hechos que la sustentan.
E).- Inaudita Alteram Parte: no se requiere la concurrencia de la parte contra la cual se solicita para su decreto más si la solicitud del interesado, en el entendido de no poderse dictar de Oficio por el Juzgador.
F).- Homogeneidad y No identidad con el derecho sustancial: no debe buscarse con la misma la satisfacción de la pretensión del fondo del litigio, pues dejaría de ser cautelar preventiva para convertirse en ejecutiva.
Así, se trata de un “poder-deber” (Sentencia de la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia de fecha 21 de Junio de 2.005, Exp. N° AA20-C-2004-000805) de carácter preventivo y nunca “satisfactivo” de la petición de fondo. El poder cautelar se vincula con la protección de la futura ejecución del fallo y la efectividad del proceso y, por ello mismo, no tiene nunca un carácter restablecedor sino estrictamente preventivo.
Se tiene entonces, que las medidas cautelares son aquellas mediante las cuales el poder jurisdiccional satisface el interés particular de asegurar un derecho aun no declarado, o en palabras de Mario Pesci Feltri Martínez, en su obra “Estudios de Derecho procesal Civil, Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 1999”, son las que tienen (SIC)”.. Como finalidad asegurar al demandante el resultado que se ha propuesto obtener al requerir la intervención del órgano Jurisdiccional…” (Fin de la cita). Siendo en consecuencia que para su viabilidad, deben concurrir los requisitos de verosimilitud de derecho (Fomus bonis iuris) y peligro en la demora (periculum in mora), y adicionarse en las cautelas innominadas el denominado Periculum in Damni, es decir, el fundado temor de que una de las partes pueda causar lesiones graves o de difícil reparación al derecho de la otra.
Por su parte, refiere el autor RICARDO HENRIQUEZ LA ROCHE (“Código de Procedimiento Civil” Tomo IV), que la naturaleza de las medidas cautelares es su instrumentalidad, su definición ha de buscarse más que sobre la base de criterio ontológico, en un criterio teleológico: no en la cualidad -declarativa e ejecutiva- de sus efectos, sino en el fin –anticipación- de los efectos de una providencia principal – al que su eficacia está preordenada. A renglón seguido, sostiene el autor: “La característica esencial de las providencias cautelares es su instrumentalidad en el sentido que ellas no son nunca fines en si mismas ni pueden aspirar a convertirse en definitivas; instrumentalizada también en el sentido de ayuda y auxilio a la providencia principal”, o como lo explica en su obra “Medidas Cautelares Según el Código de Procedimiento Civil”:
(Sic)”…El proceso cautelar existe, “cuando, en vez de ser autónomo, sirve para garantizar (constituye una cautela para el buen fin de otro proceso (definitivo)”. Cautelar puede ser no solo un proceso sino un acto, una providencia, contenida en el proceso definitivo. “La función mediata del proceso cautelar implica, la existencia de dos procesos respecto de la misma litis o del mismo asunto; el proceso cautelar, a diferencia del proceso definitivo, no puede ser autónomo; el proceso definitivo no presupone el proceso cautelar, pero el proceso cautelar presupone el proceso definitivo. No se excluye, naturalmente que el proceso cautelar no acompañe el proceso definitivo, pero ello solo puede ocurrir si antes del cumplimiento de este se extingue la litis o se ventila el negocio; si así no ocurre, la composición de la litis y el desenvolvimiento del asunto exige el proceso definitivo…
…Como quiera que el proceso cautelar nunca es autónomo, en el sentido que necesariamente esta referido a otro proceso, presenta igualmente un carácter provisional, agregamos nosotros, y siendo provisional en su existencia no puede decirse con propiedad que sus efectos produzcan cosa Juzgada, como no sea en un sentido meramente formal…
…A nuestro modo de ver, existe un elemento fundamental común en el concepto de ambos procesos. El proceso voluntario previene de la actualización de una litis, tutelando el interés determinado anticipadamente. El Proceso cautelar garantiza el resultado de otro proceso al cual sirve, y es lógico que tal garantía deba ser, también anticipada. El Término prevención que usa el autor al explicar el concepto de proceso voluntario, y el término cautelar, que utiliza en cuanto al proceso del mismo nombre, son dicciones sinónimas y que implican a su vez el acto de prever. En ambos la función jurisdiccional va dirigida a la solución apriorística de un interés legítimo, con el propósito de evitar soslayar un resultado perjudicial para el sujeto que propulsa la actividad judicial. Este elemento, a nuestro juicio, es el esencial en la definición de ambos casos de tutela jurisdiccional; y es accidental la circunstancia de que sea definitiva o provisional la vigencia de los resultados que produce (cosa Juzgada)-
…La Tutela Jurisdiccional cautelar comprende todos los actos judiciales que persiguen un fin preventivo…”. (Fin de la cita).
En tal sentido, el citado autor RAFAEL ORTIZ ORTIZ, en respaldo a la anterior tesis, agrega que la instrumentalidad no debe confundirse con un aspecto que se ha llamada “pedente litis”, es decir, la existencia previa de un litigio. Por ello, vierte que la regla general es que las cautelas no pueden ser dictadas con independencia de un proceso previamente instaurado y, en todo caso, deben estar “preestablecidas a garantizar las resultas de un juicio”.
En este sentido conviene observar, la sentencia de fecha 21 de Junio de 2.005, dictada por la sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, con ponencia de la Magistrado Dr. Isbelia Pérez de Caballero, expediente N° AA20-C-2004-000805, recaída en el caso Operadora COLONA C.A. contra Jose Lino y otros; que dispuso:
(Sic)“…Como puede observarse, el juez de alzada expresó erradamente que de conformidad con el artículo 585 del Código de Procedimiento Civil “...el juez tiene la más amplia potestad mediante su poder cautelar para autorizar, prohibir o acordar la ejecución de determinados actos para garantizar la efectividad del derecho cuya procedencia es al menos presumible”; puesto que para el decreto de una medida cautelar deben estar cumplidos los extremos exigidos para su decreto, esto es, la presunción grave del derecho que se reclama (“fumus boni iuris”) y, el riesgo real y comprobable de que resulte ilusoria la ejecución de la sentencia definitiva (“periculum in mora”). Además, el Juez debe limitar las medidas a los bienes que sean estrictamente necesarios para garantizar las resultas del juicio…”. (Fin de la cita textual). Así se reitera.
Ahora bien, visto que en el caso de autos se evidencia de los alegatos aportados al proceso por la demandante, así como los recaudos consignados anexos al libelo de la demanda, la presunción grave de existir entre la Sociedad Mercantil Sistema B.R.G C.A., y el ciudadano Giuseppe Sormano, una relación locativa derivada del contrato de arrendamiento suscrito en fecha 18/03/2004, por ante la Notaria Pública Séptima del Municipio Sucre del Estado Miranda, sobre el inmueble cuyo secuestro es solicitado, asimismo que el motivo alegado y por el cual se pretende el desalojo, lo constituye el presunto incumplimiento en el pago oportuno de los cánones de arrendamiento, es decir la mora en el pago de las pensiones arrendaticias, presumiéndose en la causa la existencia grave del fomus bonis iuris y periculum in mora a favor de la actora. En consecuencia, éste Órgano Jurisdiccional concluye que en el caso de autos, se encuentran verificados los supuestos establecidos en la norma señalada en los artículos el 585 y 588 del Código de Procedimiento Civil, para que éste Juzgado DECRETE la MEDIDA DE SECUESTRO, sobre un inmueble destinado a vivienda, distinguido con el N° 28-07, ubicado en el Edificio Residencias Sofía de la Urbanización Pablo VI, segunda Etapa, Vía el encantado del Llanito, Municipio Sucre del Estado Miranda, quedando afectado el referido inmueble para responder al arrendatario por presunto daños y perjuicios en caso de no prosperar la acción incoada. Asimismo y de acuerdo al principio de provisionalidad y revocabilidad de las medidas, se hace saber que en el caso que en el momento de la práctica de la medida de la parte accionada alegue y pruebe haber realizado las correspondientes consignaciones de los cánones de arrendamiento presuntamente insolutos o de alguna manera demuestre su pago, se deberá suspender de manera inmediata la materialización de dicha medida. Así se decide.
Con relación a la medida de embargo preventivo, la parte actora la solicitó en los siguientes terminos:
(Sic)…”Igualmente solicito al Tribunal se decrete medida de embargo sobre bienes de la demandada que señalaré en su oportunidad, conforme a los dispuesto al artículo 588 del Código de Procedimiento Civil”…
En este sentido, la Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, en Sentencia N° 06563 de fecha 15 de Diciembre de 2005, con ponencia de la magistrada Yolanda Jaimes Guerrero, juicio de CBR de Servicio, C.A, expediente N° 2004-0933, estableció con respecto a la solicitud de medida de Embargo solicitada en términos generales amplios lo siguiente:
(Sic)…”Se advierte que en el caso concreto la representación judicial de la accionante también incurrió en una segunda imprecisión, en esta oportunidad al señalar los bienes sobre los cuales debía recaer la medida de embargo solicitada, toda vez que al respecto no sólo se limitó a expresar que la misma debía ser practicada sobre bienes propiedad de la demandada, sin distinguir entre bienes muebles o inmuebles, tal como lo prevé el artículo 588 del Código de Procedimiento Civil, sino que además no indicó el lugar donde dichos bienes se encontraban, empleando adicionalmente a ello una expresión genérica en cuanto a la determinación de éstos al sostener que los mismos serían señalados en su debida oportunidad, todo lo cual acarrea consecuencias importantes para la controversia, dado que en situaciones como la presente en donde la parte demandada es una mancomunidad conformada para la prestación de un servicio público, la procedencia o no de este tipo de medidas cautelares dependerá en gran medida de los bienes que pudieran afectarse con ocasión del decreto de dicha medida, situación que solo podrá ser valorada por el Juez cuando la parte interesada en ejecutar la medida suministre algunos datos, como lo sería lo atinente al lugar de ubicación de tales bienes.
… Por lo tanto, esta Sala en consideración a lo antes expuesto y visto que en el presente caso la parte actora no acreditó el cumplimiento de los requisitos a que alude el artículo 585 del Código de Procedimiento Civil, declara improcedente la medida de embargo preventivo solicitada. Así se decide” (Fin de la cita textual).(Subrayado del Tribunal)
Ahora bien, en el caso de autos el actor no solo se limito a expresar que la medida debía ser practicada sobre bienes propiedad de la demandada, sin distinguir entre bienes muebles e inmuebles tal como lo prevé el artículo 588 del Código de Procedimiento Civil, sino que además no indicó el lugar donde se encontraban dichos bienes, empleando adicionalmente una expresión genérica en cuanto a la determinación de estos, al sostener que los mismos serían señalados en su debida oportunidad, por lo que subsumiendo la jurisprudencia antes citada resulta improcedente la medida de embargo requerida, aunado al hecho cierto que el motivo de la presente demanda se circunscribe al desalojo por la presunta falta de pago, y de acuerdo al principio de idoneidad de las medidas, la medida pertinente al caso de autos resulta ser la de secuestro conforme a lo dispuesto en el ordinal 7° del artículo 599 del Código de Procedimiento Civil, resultando a todas luces improcedente la medida adicional de embargo requerida. Así se establece.

-DISPOSITIVO-
En base a los fundamentos anteriormente expuestos este JUZGADO DÉCIMO DE MUNICIPIO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DE EL ÁREA METROPOLITANA DE CARACAS, Administrando Justicia en Nombre de la República Bolivariana de Venezuela y por Autoridad de la ley, DECIDE:
-PRIMERO: Se decreta Medida de SECUESTRO PREVENTIVO sobre un inmueble destinado a vivienda, distinguido con el N° 28-07, ubicado en el Edificio Residencias Sofía de la Urbanización Pablo VI, Segunda Etapa, Vía el encantado del Llanito, Municipio Sucre del Estado Miranda.
-SEGUNDO: Se niega la medida de Embargo Preventivo sobre bienes propiedad de la parte demandada.
-TERCERO: No se hace especial condenatoria en costas dada la naturaleza del presente fallo. Dada la provisionalidad y revocabilidad de la medida decretada, se le señala a la parte actora que la falta de impulso procesal del juicio principal así como de la medida de secuestro dictada, acarreará la suspensión de la misma.
-CUARTO: Como consecuencia del particular primero, se ordena librar oficio al Juzgado de Municipio Ejecutor de Medidas (Distribuidor de Turno) de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, con el objeto que quien resulte sorteado practique la medida de secuestro decretada.
-PUBLIQUESE, REGISTRESE Y DEJESE COPIA CERTIFICADA-
Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de éste JUZGADO DÉCIMO DE MUNICIPIO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ÁREA METROPOLITANA DE CARACAS, a los TREINTA (30) días del Mes de JUNIO del año DOS MIL SEIS (2.006). AÑOS 196° de la Independencia y 147° de la Federación.
EL JUEZ,

NELSON GUTIERREZ CORNEJO

LA SECRETARIA,


ABG. KAREN SANCHEZ OSUNA

En la misma fecha, siendo las TRES Y VEINTITRÉS MINUTOS DE LA TARDE (3:23p.m), se publicó y registro la anterior decisión.
LA SECRETARIA,


ABG. KAREN SANCHEZ OSUNA